—L-llévame a c-casa.
Habían pasado dos semanas desde aquel episodio en el departamento de Joel, cuando me preguntó por mi brazalete de plata. No sé cómo explicarlo, pero en ese momento simplemente no pude mentirle. No porque no pudiera inventar una buena mentira, sino porque no quise hacerlo. No a él.
Cuando...