—¿Pueden los compañeros luchar contra la sumisión? —les pregunté.
*****
—Evira no siempre fue así, ¿verdad? —preguntó Dorotea.
—No, no lo fue —suspiré.
Las tres estábamos en una pijamada en mi casa. Fue solo anteayer cuando pasé por esa cena horrible, y dudo que llegue el momento en que no me parezca vergonzosa.
Mis amigas...