—No quiero arruinar mi ropa interior —respondió Humberto.
******
—¿Por qué siempre me traes al bosque? —Me reí y miré a Humberto.
Caminábamos más profundo en el bosque, alejándonos del lugar donde había aparcado su coche. Mi mano estaba firmemente entrelazada con la suya, y no tenía ninguna prisa por soltarlo, y por...