—...No te he aceptado como mi pareja, aún.
***
—¿Cuándo nos vas a presentar a ese encantador novio tuyo? —dijo mi padre abruptamente, mientras todos desayunábamos.
Detuve el cuchillo sobre el delicioso panqueque en mi plato y miré hacia arriba, encontrando tres pares de ojos fijos en mí.
—¿Q-qué? —balbuceé.
—Oh, vamos. ¿De verdad pensaste...