—Zenaida, ¿pasó algo entre tú y Humberto? —preguntó Lia con cautela.
.......
No había dado ni tres pasos hacia la caja registradora cuando una mano se aferró a mi codo, impidiéndome avanzar.
No necesitaba saber a quién pertenecía esa mano, sabía que era Humberto. Sin embargo, cómo digirió lo que le dije tan...